viernes, 19 de mayo de 2017

// //

De la mano de San Agustín: SIERVOS Y AMIGOS

Tras haber encomiado el Señor Jesús la caridad que nos ha mostrado muriendo por nosotros, y tras haber dicho: «Nadie tiene mayor dilección que ésta: que alguien deponga su alma por sus amigos», afirma: Vosotros sois amigos míos si hiciereis lo que yo os preceptúo (Jn15,13-14). ¡Gran dignación! Ha querido que, pues un siervo no puede ser bueno si no cumpliere los preceptos de su señor, se conozca a los amigos suyos en virtud de eso por lo que pueden acreditarse como siervos buenos. Pero, como he dicho, dignación es esto: que el Señor se digne llamar amigos suyos a esos respecto a quienes sabe que son siervos suyos. Por cierto —para que sepáis que al oficio de siervo pertenece cumplir los preceptos de su señor—, en otro lugar censura, evidentemente a los siervos, al decir: Por vuestra parte, ¿por qué me llamáis «Señor, Señor», mas no hacéis lo que digo? (Lc 6,46) Afirma: «Cuando, pues, decís «Señor», haciendo lo mandado mostrad qué decís». ¿O no va a decir él mismo al siervo obediente: ¡Bravo, siervo bueno! Porque fuiste leal en poco, te estableceré sobre mucho; entra el gozo de tu señor (Mt 25,21). Por tanto, puede ser siervo y amigo quien es siervo bueno.

Pero atendamos a lo que sigue: Ya no os llamo siervos, porque el siervo desconoce qué hace su señor (Jn 15,15). Porque dice: «Ya no os llamo siervos, porque el siervo desconoce qué hace su señor», ¿cómo, pues, vamos a entender que el siervo bueno es siervo y amigo? Ha establecido el nombre de amigo, de forma que retira el de siervo, de modo que no permanezcan uno y otro en un único individuo, sino que al desaparecer uno lo sustituya el otro. ¿Qué significa esto? ¿Es que no seremos siervos precisamente cuando fuéremos buenos siervos? Mas ¿quién puede contradecir a la Verdad, que asevera: Ya no os llamo siervos? Además enseña por qué ha dicho esto: Porque el siervo, afirma, desconoce qué hace su señor. ¿Tal vez su señor no confía también sus secretos al siervo bueno y acreditado? ¿Qué significa, pues, lo que asevera: El siervo desconoce qué hace su señor? Sea; en verdad desconoce qué hace su señor; ¿tal vez desconoce también lo que preceptúa? De hecho, si desconoce aun esto, ¿cómo sirve o cómo es siervo quien no sirve? Y empero el Señor dice: Vosotros sois amigos míos si hiciereis lo que yo os preceptúo. Ya no os llamo siervos. ¡Oh cosa sorprendente! Pues no podemos servir si no cumpliéremos los preceptos del Señor, ¿cómo, cumpliendo sus preceptos, no seremos siervos? Si cumpliendo sus preceptos no soy siervo y no podré servir si no cumpliere sus preceptos, sirviendo no seré, pues, siervo.
Jo. ev. tr. 85, 1-2

0 Reactions to this post

Add Comment

Publicar un comentario